Cuando nos sentimos culpables, el pensamiento que nos acompaña es del estilo: “He hecho algo malo”. En estos casos aparece el Pepito Grillo que todos llevamos dentro y nos recrimina: “No has hecho lo correcto y lo sabes”.
En el fondo hay decepción, y entonces creemos que hemos decepcionado a alguien o nos hemos decepcionado a nosotros mismos. Cuando aparece este sentimiento, si no lo sabemos manejar, puede bloquearnos y aislarnos. Cuando conectamos con la culpa nos volvemos pasivos y eludimos nuestra responsabilidad. Cuestionamos nuestra valía y el derecho a amarnos y ser amados. Nos juzgamos y nos castigamos.
¿Cómo podemos afrontar el sentimiento de culpa?
Enfocándonos de forma más efectiva en todo aquello que está relacionado con identificar, aceptar, analizar, asumir la responsabilidad y buscar soluciones; es decir, poner el acento en:
Asumir la responsabilidad, no en buscar culpables
El valor de la superación personal, no en la exigencia
La necesidad de reflexionar para aprender a tomar mejores decisiones, desde la adquisición de nuevos conocimientos en un entorno de apoyo y confianza.
Valores como la responsabilidad, la integridad, la coherencia, la compasión, la esperanza, el amor y la confianza.
La culpa está vinculada a nuestros valores y expectativas. Cada uno de nosotros ha construído una imagen “ideal” de quién debería ser. Cuando nuestras acciones y decisiones nos alejan de ese ideal, podemos llegar a autocastigarnos, culpabilizar a los demás eludiendo nuestra responsabilidad o autoengañarnos negando lo ocurrido, para no conectar con el dolor que nos produce esta brecha entre quiénes somos y quiénes deberíamos ser.
Ninguna de estas alternativas nos aportará la tranquilidad y la confianza que necesitamos. Se trata de comprender que esta “imagen ideal” es una aspiración, no un deber. Una aspiración que nos ayuda a superarnos y a ser cada vez mejores personas, a establecer interacciones más ricas y resultados más exitosos.
“Una de las desgracias de nuestra época es que, al querer deshacernos de los sentimientos de culpa injustificados, también regalamos al olvido muchos que eran justificados.” - LOUIS DE BONALD
CLAVES PARA SUPERAR EL SENTIMIENTO DE CULPA:
Identificar nuestro error, cuestionarnos lo que hacemos y cómo lo hacemos nos permite mejorar nuestro desarrollo personal.
Reconocer exactamente la conducta y los pensamientos que hacen que aparezca el sentimiento de culpa nos permite cambiar estos pensamientos y por ende, nuestros sentimientos.
Reflexionar sobre lo que nos ha llevado a tomar la decisión errónea, sin decepcionarnos, nos permite conocernos y saber que tenemos más opciones a la hora de decidir en futuras ocasiones.
Hacernos responsables de las consecuencias nos permite salir del victimismo y buscar soluciones. Y si estas afectan a los demás, pedirles perdón y compensarlos.
Perdonarnos a nosotros mismos nos capacita para llegar a ser la persona que queremos ser.
Desde el perdón a nosotros mismos, podremos perdonar a los demás. Culpar a los demás es un reflejo de nuestras propias culpas.
📖 Texto extraído del libro de Herminia Gomà, ❮Autoestima para vivir ❯.